Un inmueble histórico y de visita obligada. Lo único malo es que las obras de Orozco no están exhibidas.
Un lugar ideal para disfrutar un buen trago y conversar a gusto. Pidan mesa afuera.
Un tejuino es clásico si andas por acá; entrar al Hospicio es viajar en el tiempo.
Las fuentes gemelas flanquean la plaza, la Catedral de un lado y el Degollado del otro.
El estacionamiento subterráneo está como para película de zombies. Tiene buenas tiendas, opciones para todo.
Los curados de avena son buenísimos. La Tlaxcalteca original es la de las fotos, ésta es la descendiente.
Bien servidos, cantidad suficiente de pollo, crema y queso. Lo valen.
Bueno, bonito y barato: dos son lo indicado, con tres te retas a ti mismo, cuatro son una proeza.
